Santander Cycle Chic

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sábado, 28 de enero de 2012

Al trabajo en bici


Es temprano, aún no ha amanecido y suena el despertador. Como todos los días, dedico unos breves instantes a pensar en la jornada que me aguarda. Horarios, rutinas, trayectos… Hoy, como muchos días –casi todos los que no llueve- iré en bici al trabajo.
Me preparo para abordar la fría mañana de invierno: guantes, bufanda… para ofrecer la menor cantidad de piel posible al aire cortante de la mañana. A veces, no es necesario: incluso se agradece la brisa matinal en el rostro. Aún es de noche cuando me lanzo con la bici a las calles, a esa hora con un tráfico todavía ligero. Las luces, los reflectantes y la ropa clara son los mejores aliados en estas oscuras mañanas de inverno.
A esa hora el aire está todavía limpio, como recién renovado del monóxido de carbono del día anterior. Repito la ruta de todos los días: semáforos, cruces, puedo sentir el pálpito de la ciudad. Muchas veces, aunque un coche me adelante, lo alcanzó una y otra vez en los siguientes semáforos y cruces. Una sonrisa indefinible aparece entonces en mi cara: tengo razón en coger la bici para ir a trabajar
Llego a mi lugar de trabajo, unos quince minutos después. El día comienza levemente a clarear por el este. Comienzan a destacarse los perfiles del paisaje lejano. Me siento bien: flexible, ligera, despejada, con un excelente humor en inmejorables condiciones para abordar el trabajo cotidiano.

morgana