Hoy ha sido un día especial.
Queríamos ir a hacer un ciclo-picnic a Langre. Salir de Santander en bici está
cada vez más difícil y complicado. El Puerto de Santander nos niega el paso, la
S-10 es un punto negro en la red de carreteras, los ferrocarriles restringen el
transporte de bicicletas… ¿Cómo alcanzar el otro lado de nuestra hermosa bahía…?
Las lanchas que realizan un
servicio de lanzadera entre Santander, Pedreña y Somo nos lo han puesto fácil
además de divertido. Por la mañana un nutrido grupo de amantes de la bicicleta nos embarcamos en el muelle del paseo de Pereda para hacer una travesía,
inigualable de la bahía santanderina a esas horas: los rayos de sol se iban
abriendo camino entre un cielo que pasaba del gris al azul, la mar en calma, el
aire limpio, las vistas en derredor insuperables.
En pocos minutos, en un viaje que
no nos hubiera importado que se alargara para disfrutarlo más, la lancha nos
deja en el embarcadero de Somo. A partir de ahí emprendimos un recorrido por
los caminos costeros de Loredo, con paradas en las playas de Langre; sin perder
de vista el espectáculo de la costa y la perspectiva del horizonte cantábrico
en un día como hoy, de olas rompiendo, de mar de colores cambiantes, de suave
brisa marina, llegamos a Galizano. Risas, comida y cantos compartidos y la
vuelta desde Somo de nuevo en la lancha, en “la Pedreñera” de toda la vida, hoy
más bicicletera que nunca. Nos ha gustado mucho este viaje, esta travesía que
nos gustaría repetir muchas veces más...
Morgana