Elegimos la elegancia cuando montamos en bici. Nos gusta estar guapos sobre nuestras máquinas: preferimos lo anterior a la velocidad. Por eso nos ponemos nuestras mejores galas, las que lucimos para ir al trabajo a diario o para salir a divertirnos. No nos disfrazamos de tejidos sintéticos, ni de “lycras” de colorines. Desde la cabeza a los pies somos nosotros mismos: con nuestro peinado, nuestro maquillaje (o no…), nuestra ropa de tejidos naturales y nuestros zapatos de cordones o con tacón.
La velocidad no es lo importante: lo principal es llegar desde nuestro punto de partida hasta nuestro punto de destino relajados y contentos. Llevar nuestras pertenencias en cómodas alforjas o cestos que le dan a la bici un aire no de un objeto cualquiera, sino de algo muy personal, con lo que nos identificamos y que nos identifica. Nuestras bicis reflejan nuestra personalidad, nuestro estilo y nuestros gustos.
Queremos dar otro aire a la ciudad, no solo más vivible y más cercano a las personas, sino también más saludable, estético y elegante.
morgana
