Santander Cycle Chic

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domingo, 16 de octubre de 2011

…una gran sonrisa en tu rostro…


Eso es lo que pone la bici: una gran sonrisa en tu rostro. Te subes a la bici, arrancas con una pedalada segura y fuerte, te sientas en el sillín y, sin darte cuenta, de manera inopinada e inesperada, te das cuenta de que estás sonriendo. Sonríes porque la bici te da confianza: ella te lleva más que tú a ella. La gente advierte tu sonrisa feliz y tú los miras por el rabillo del ojo. “¿Por qué reirá…?” se preguntan… Y tú, entonces, recuerdas tu primera bici, aquella lejana ya noche de Reyes, la sensación de libertad que te produjo tenerla entre tus piernas con tus manos agarrando fuerte el manillar.
En la calle, te cruzas con otro ciclista como tú y sonríes: miras su cara de felicidad como la tuya, la alegría que emana de su rostro, la energía positiva de sus piernas al moverse. Te detienes en un paso de cebra, cediendo el paso a los peatones y les sonríes a ellos también. Ellos te devuelven la sonrisa con una palabra de agradecimiento que no es necesaria.

Sonríes cuando alcanzas a un coche que acaba de rebasarte y ha parado diez o quince metros más adelante ante un semáforo en rojo. Y tu cara se ilumina y tus ojos brillan de una manera especial cuando llegas a tu destino: se trata de una satisfacción que es difícil de describir con palabras, pero que siempre se manifiesta en tu rostro, materializada en una preciosa sonrisa.

Sonríes cuando vas en bici porque pedalear nos acerca un poco a la felicidad.

morgana