Santander Cycle Chic

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martes, 25 de mayo de 2010

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Hacía años que no cogía una bicicleta. Por aquel entonces la motivación no iba más allá de hacer unos kilómetros sorteando tráfico, algún que otro insulto, caminos imposibles, esas malditas cuestas…

Hoy he dado el paso, y me he pasado por la estación de bicicletas del Paseo Pereda (a lo grande, como no), para ver cuanto de verdad hay en esas cosas que uno lee en la prensa y a veces mira pero no ve desde el coche.

El proceso de inscripción tengo que de decir que es un pelín coñazo, aunque como suele pasar en estos casos, si haces TODO lo que te dice la pantalla, y no te saltas NI UN SOLO paso, conseguirás desatascar tu bicicleta y empezar a tirar millas.

Delante de nosotros un padre y una hija, holandeses, tratan de sacar adelante el farragoso trámite bajo un sol de justicia y una cola que empieza a tener dimensiones considerables. El candado número trece no funciona, y alarga la operación más de la cuenta. Al final, los holandeses consiguen sus bicicletas.

Anastasia y yo somos los siguientes. Voy completando una a una las operaciones que me va pidiendo el cajero. Con ayuda del señor que tengo detrás, que peina ya unas cuantas canas, consigo las bicicletas, y nos lanzamos a quemar… bueno más que asfalto, carril-bici.

De la grúa de piedra a los peligros poca novedad. El carril está bastante bien definido, aunque la pasarela de madera frente al Marítimo nos juega alguna que otra mala pasada. De todas formas creo que lo van a mejorar, así que bienvenido sea.

En la zona de la playa de Los Peligros mencionar dos gigantescos culos que nos impidieron avanzar durante un buen trecho, justo hasta que frente a La Horadada atravesamos un tramo en el que la pasarela es más que peligrosa. De ahí, cuestas aparte, hasta el Parque de Las Llamas, tampoco grandes novedades. Una gozada en cuanto a señalización y pavimento, y en general civismo y poca melonada entre los peatones.

Haciendo el camino de vuelta, tras recorrernos todo lo que pudimos del Parque de Las Llamas, reseñable el comentario de ‘un señor’ en la zona de la playa de Los Peligros ‘y cómo es que las bicicletas van por aquí’. Pues ya ves hijo, porque por fin esta ciudad empieza a ser más europea. Tenemos un carril-bici (creciendo) y un servicio de bicicletas para presumir.

Aparte del rollo que es hacer la gestión con el cajero de la estación de bicicletas, el servicio merece la pena, hay carril para dar y tomar, y las bicicletas están en muy buen estado.
OSCAR