Santander Cycle Chic

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sábado, 17 de abril de 2010

LA BICICULTURA GALACTICA




Ensayo sobre el apoyo de la bicicleta a la transición a una era de paz.


El transporte nos lleva de viaje. Nuestras percepciones distinguen aires, aromas y colores en temperaturas oscilantes y al ritmo de la pedaleada podemos disfrutar la vida. El tráfico de las máquinas a petróleo inunda las ciudades de una manera vertiginosa. Un aparente sin-sentido gobierna nuestro rumbo social. La Naturaleza, el planeta y el Cosmos sin embargo están gobernados por las leyes del tiempo. Todo sucede en este único instante presente. Nuestro destino es común porque vivimos en la misma casa.
Las máquinas a petróleo han sido soñadas por empresarios desde hace mas de un siglo. Rinden, actúan, son eficientes y permiten la producción de grandes cantidades de objetos materiales. El negocio ha generado múltiples fortunas y en esta era de las tecnologías de la información quien quiera aprender cómo generar una fortuna no tiene más que buscar el link correspondiente y ser diligente. Los vehículos bencineros también nos transportan y son pequeñas naves que recuerdan el gran viaje galáctico que realizamos a bordo de nuestra nave planetaria. ¿Cuál es la virtud de la bicicultura? La información está siendo liberada por este maravilloso sistema cybernético y estamos entendiendo la naturaleza de la creación. El viaje del progreso social basado en la productividad de las máquinas nos indica que es tiempo de regresar a casa. Esta nueva aventura que emprendemos los habitantes de la Tierra la dirige el sentido común. El orden es natural y la esencia humana también es natural. Este viaje de regreso a casa que cada uno adquiere por el solo hecho de declararlo en conciencia se caracteriza por la alegría que brinda el realizarlo. Hacerse activista de la bicicleta es una oportunidad de disfrutar este periplo.
Existe una verdad en la que coinciden todas las tradiciones espirituales: Somos uno con el Universo. El entendimiento que se produce al buscar respuestas nos lleva a confiar en la experiencia, pedaleamos en equilibrio. El viaje de regreso ordena nuestras relaciones y nos lleva a descubrir que fuimos muy lejos fuera de nosotros mismos. ¡Llegamos hasta las guerras y a la violencia! Llegamos a crear este orden artificial que es magnífico y que ya no puede ser sostenido, porque ha llegado al exceso. Tiene detalles que ya no podemos pasar por alto: el hambre, la miseria y la confusión. Es por ello, que vamos en la experiencia de vuelta a buscar la armonía en las relaciones con los demás seres vivos que habitan esta misma casa. Pedimos perdón a nuestros hermanos menores y vemos que ellos se alegran por nuestro despertar.
La Tierra es nuestro hogar. Nuestro cuerpo es nuestro hogar. Nuestra mente es nuestro hogar. El amor que reside en nuestros corazones es nuestro hogar y allí se encuentra la esencia de toda la creación. Dado que somos uno con todo, el viaje de regreso a nuestra Madre Tierra es también el viaje de regreso hacia el respeto y cultivo de nuestros cuerpos. La limpieza de nuestras mentes es la limpieza del exterior y cuando alcanzamos la calma podemos observar que nuestro corazón palpita llevando la sangre que contiene la memoria ancestral. Los ancianos y las ancianas de los pueblos originarios han visto con paciencia cómo el hombre blanco, “el hombre desarrollado” se ha vestido de ignorancia y ha desequilibrado los climas y ensuciado los aires y las aguas. Hoy, en la urgencia de rescatar ese conocimiento poderoso que la Inquisición tildó de falso hasta nuestros días, la cultura de los mapuches y de los chamanes y de todos los hombres de la Tierra cobra vigor. El asunto de limpiar el planeta es simple y es fácil. En nuestra memoria recordamos la importancia de cuidar las semillas porque cosechamos lo que sembramos. Ellos dicen que la siembra comienza en un cuerpo fértil y con una mente sana.
Los antiguos nos lo confiesan. El regreso a casa comienza en el descubrir nuestra esencia bondadosa. Iremos por los caminos de la risa y del encanto. Vamos a perseverar en el propósito de unirnos todos, como una gran familia planetaria. Esto es lo que el Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas llama Noósfera. Ordenamos nuestras relaciones y apelamos a nuestra preciosa generosidad. Entre tanto, quien lo desee puede buscar en el buscador Google u otro, cómo ser felices y compartir el aprendizaje.
Vamos a tomar el camino fácil, porque el camino difícil nos ha llevado a inventar el miedo. Ahora sabemos que podemos construir la confianza en el gobierno de nuestras vidas. Encaramos la vida aceptando lo que heredamos, con gozo y entusiasmo. La bicicultura es el caballo de Troya con el que vencemos la última guerra. La última batalla es contra el saboteador interior. Lo vamos a destruir todos al mismo tiempo y comenzamos ahora. A veces se disfraza de egoísta y otras de flojo. Algunas veces le importa lo que es superficial y casi siempre es cobarde. El cambio de dirección lo haremos visible privilegiando la bicicleta sobre el vehículo petrolero.

Nuestro viaje a bordo de la nave Tierra es por la espiral de la vía láctea. Somos los comandantes de la nave y ahora está con necesidades de reforestación y revitalización. Sabremos ser eficientes con una adecuada meditación. Cada uno puede inventar la suya: Propongo esta:
En cada pedaleada, recuerdo que oxigeno mis pulmones con el aire que respiro.
En cada curva, fluyo porque soy parte de la marea universal.
En cada esfuerzo, soy fuego y vivo.
En las esquinas, bendigo ser conciente del aporte que brindo a la Madre Tierra.
En la inspiración, me conecto al amor y encuentro una idea magnífica con la cual servirla.
Expiro paz.
Soy un viajero galáctico conciente y uso la bicicleta para apoyar el movimiento de transición a una nueva era en que exista comunión entre todos los seres de todos los reinos.