Cuando Oscar de la Renta lanzó el año pasado su página web transaccional, algún tiempo atrás se esperaba que las personas compraran en su mayoría ítems pequeños. La firma se sorprendió cuando recibió una orden por un abrigo de US$ 80.000 de un cliente en New Hampshire.
"No podíamos haber estado más equivocados en nuestras expectativas", dice Alex Bolen, el gerente general de la firma. Las compras en línea son todavía un bajo porcentaje de las ventas, pero están creciendo rápidamente.
Las firmas de bienes más lujosos son menos abiertas de mente. Muchas califican a internet como un juego de plebeyos. A principios de 2008, de un total de 178 firmas de lujo del mundo, encuestadas por Forrester Research, sólo un tercio vendía sus productos en línea. Prada no tenía página web hasta 2007. No vendía productos en línea hasta el año pasado. Muchas compañías americanas como Tiffany & Co. tienen prometedores negocios en línea, pero firmas europeas, especialmente las antiguas casas francesas, como Chanel y Hermes, son aún reticentes.
Los ejecutivos del lujo explican que la web es demasiado impersonal para sus productos que necesitan el contacto con el comprador; y pone el foco en lo último que quieren resaltar, el precio. Hay claros signos, eso sí, de que los compradores de productos de lujo a precio regular valoran la comodidad de la web, por lo que las empresas se han visto forzadas a adaptarse. En abril, Richemont, una gigante suiza de productos de lujo, compró Net-a-Porter, especialista en venta online de moda, por US$ 535 millones. La industria observa el experimento de cerca.
Incluso Prada dice ahora que dentro de cinco años, cerca del 40% de sus ingresos en EE.UU. provendrá de la red. EL MERCURIO, GDA
el pais
